Según theobjective.com: Guerra en la redacción de la Cadena SER contra Fran Llorente: «Esto es inaguantable»

Cadena SER

15.10.2025.- Fernando Cano escribe en theobjective.com que la obsesión de Fran Llorente por el control absoluto ha provocado el ahogamiento de los equipos y su parálisis». La frase corresponde a un mando medio de la Cadena SER y su valoración representa el sentir de buena parte de la redacción -y de las grandes voces- de la emisora generalista del grupo Prisa. Lo cierto es que cinco meses después de su nombramiento como director editorial se ha producido una gran resistencia interna, según ha confirmado THE OBJECTIVE con diferentes fuentes dentro de la emisora.

Unos desencuentros que han ido a más desde que el pasado mes de mayo Fran Llorente, exdirector de Informativos de TVE de la época de José Luis Rodríguez Zapatero, fuese nombrado para sustituir a Montserrat Domínguez. Fue quizás el cambio más importante de una profunda reestructuración de los equipos de gestión y editorial que impulsó el presidente, Joseph Oughourlian, tras ganar la batalla a los accionistas rebeldes que intentaron apartarle de la compañía. Pero parece que -de momento- no está logrando una de las grandes metas habituales: unificar los equipos para trabajar con los mismos objetivos.

El empresario franco-armenio sofocó la rebelión forzando la salida del entonces CEO de Prisa Media, Carlos Núñez, y el entonces director de Contenidos, José Miguel Contreras, porque entendió que la televisión que ellos dos proponían no era rentable. El resto de la historia es conocida: el presidente lanzó una ampliación de capital, canjeó bonos convertibles y reunió los apoyos accionariales necesarios para que nadie pudiera destituirle. Y se puso como principal objetivo dar un nuevo impulso a los medios de la emisora y constituirse como una cadena de izquierdas, pero sin ataduras a Moncloa.

Guerra en Prisa
Fue la principal apuesta editorial de Oughourlian que posteriormente replicaría en El País con la designación de Jan Martínez-Ahrens en sustitución de Pepa Bueno. En el caso de la SER, sorprendió el nombramiento de Llorente, que fue fichado en la época de Contreras en Prisa para reforzar el área audiovisual del grupo, germen de la cadena de televisión que generó la ruptura definitiva. De lo que no se habló en ese momento fue de la ruptura que varias semanas antes había tenido el periodista con el grupo rebelde, bajándose del carro de los amotinados.

Quienes conocen a Llorente indican que nunca creyó realmente en el proyecto televisivo y que su idea siempre fue reforzar la producción audiovisual del grupo, pero como complemento de sus grandes marcas (El País y Cadena SER) y generador de contenidos para otras televisiones. Y así, su relación con Contreras lleva meses ‘congelada’ tras desencuentros por la forma en la que se debía enfocar la gestión del departamento audiovisual de Prisa. Quizás por ello no le fue difícil alinearse con la visión de Oughourlian y aceptar el encargo de dar una nueva vida a la Cadena SER.

Pero el camino no ha sido fácil. Fuentes consultadas por TO dentro de la emisora indican que hay una profunda decepción por la forma en la que el director editorial ha gestionado los equipos y ha tomado las decisiones desde que tiene plenos poderes para dirigir el buque insignia radiofónico del grupo. Incluso llevan enviado señales nada disimuladas a los gestores de Prisa Media (en manos de Pilar Gil) para que tomen cartas en el asunto. Aunque, de momento, los directivos no mueven ficha.

Cambios en la Cadena SER
Las fuentes consultadas insisten en que todo se torció casi desde que Llorente desembarcó en la emisora. El directivo convocó a toda la redacción a principios de septiembre para exponer su hoja de ruta, aunque realmente no se refirió a ningún proyecto y no entró en detalles de nada. Quienes asistieron al encuentro relatan que no se dirigió directamente a la redacción, sino que leyó un discurso como si estuviera recibiendo un premio. «Fue indignante porque nos trató como a estudiantes de primero de periodismo y no como profesionales con una amplia trayectoria», dice un redactor con una dilatada experiencia en la emisora.

Al término de su alocución se produjo un silencio sepulcral y -pese a que se abrió un turno de preguntas- nadie hizo uso de la palabra. Solo habló el recientemente designado director general, Jaume Serra, quien inquirió sobre los detalles del proyecto audiovisual, recibiendo por parte de Llorente solo líneas generales, una declaración de intenciones más que un proyecto concreto y trabajado. Al finalizar no se escuchó casi ningún aplauso y la gran mayoría abandonó la sala con cara de sorpresa e incredulidad. Las cosas no habían comenzado bien y la sensación que quedó en la redacción no fue buena.

Y el tiempo les dio la razón. Han pasado casi cinco meses desde entonces -con las vacaciones mediante- y las cosas no mejoran. La principal crítica que se hace es que Llorente intenta controlarlo todo, lo que ha terminado por asfixiar a los equipos y a los programas. Algo que se nota en el fondo, pero también en las formas. «Constantemente recuerda que él es el jefe y habla de sí mismo en tercera persona del singular, como si fuese un político o una figura pública que busca proyectar objetividad», dicen quienes tienen que escucharle más de lo que les gustaría.

Choque con las estrellas
Esto ha generado la parálisis en la toma de decisiones (ya que todas deben pasar por él y su equipo) y problemas para sacar adelante proyectos concretos. Y agregan que además intenta gestionar la SER como si fuese una cadena de televisión, olvidando las especificidades, el lenguaje y las formas que caracterizan al mundo radiofónico. «No hay conversación en la que no mencione su experiencia en RTVE», dicen.

El problema es que el cansancio de la redacción también comienza a llegar a las estrellas. Fuentes que han presenciado reuniones de programas con Llorente advierten de «evidentes discrepancias» con presentadores como Àngels Barceló, Carles Francino, Aimar Bretos y Javier del Pino. Los nuevos gestores tienen la orden de no tocar el equipo de presentadores para evitar movimientos bruscos y mantener el liderazgo en el Estudio General de Medios (EGM), pero Llorente intenta amoldar los programas a su estilo. No es extraño que las voces entren en conflicto con la dirección.

Los consultados también coinciden en que se está tomando «decisiones incomprensibles», como el nombramiento de Pablo Tallón como coordinador de Emisoras y Especiales, una designación que ya ha despertado muchas ampollas por la poca concreción de las funciones y la intromisión en la labor de las radios. «Esto es inaguantable», dicen algunos redactores. Y agregan que «es inexplicable que en los puestos ejecutivos de la SER y de Prisa no se estén dando cuenta de la situación. Es algo que no se había visto jamás en la radio. Nunca los equipos de la SER han estado más unidos en torno a una misma idea», concluyen.

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